martes, 5 de mayo de 2020

Expediente 6: El perfume

Dos días sin bañarme, esa era su exigencia. Dos días donde tuve que cuidar mi dieta, mi ejercicio y mi hormonación. Dos días donde no tuve sexo con nadie mas, por suerte, sino no hubiese podido aguantar la higiene. 


Sus palabras habían resonado claras con mi deseo y entendió a la perfección que era lo que yo ofrecía. Pocos comprenden que la estimulación puede ir más allá del sexo; cuando aprendes a perseguir el placer, lo exprimes en cada sentido.


Visual, paladar, táctil, auditivo y olfativo. Tenemos muchas formas para sobreestimularnos. De las más escasas de compartir era el deleite de una piel sudada, usada y resinosa. 


Dos días llevaba sin una ducha, mi ropa interior ya tenía manchas de líquido preseminal donde la punta de mi pene se apoyaba en mi pantaleta. Cada rutina de ejercicio durante esos dos días acrecentaba más el dulce aroma, solo acercando mi nariz al vértice de mis axilas pude sentir la viscosidad del olor. 


Me estimulaba en mi fermentación, mi cuerpo transgénico modificado gracias a la ciencia más blasfema me daba el privilegio de la universalidad: un aroma masculino suave emanaba de mi miembro, opacado por bloqueadores de testosterona y sazonado con restos de poluciones nocturnas junto un torso femenino con pechos en botón de flor, donde el sudor corría entre cada curva;sal humana perfumando mi silueta, concavidades de mis brazos depiladas, una tras otra las gotas invocadas por el calor del verano humedecían mi polera de seda, evaporándose en segundos, saetas de minerales adornando mis poros y mi piel.


Había llegado el día. La única parte que pude lavarme fue mi rostro, maquillado como en la mejor de las citas. Por su exigencia, usé ropa de nylon, lencería barata pegada al cuerpo, cubriéndola con ropa de seda holgada casual, escondiendo la perversión de mallas y encajes.


"Buenos días Moka, ¿pudiste aceptar mi pedido?"

Una voz tímida me saludó al otro lado de la línea.

"Si amor, obviamente, no podía defraudar nuestro trato"

"...maravilloso"


Su voz se aceleró mientras terminábamos los acuerdos. Confirmamos la segunda mitad del pago; un video de mi ropa en su whatsapp era la prueba de que yo estaba lista. 


En media hora pasó fuera de mi domicilio en su auto. Me acomodé en el asiento de copiloto, una vez con el cinturón abrochado, partimos a nuestra entrega física. La conversación no fue fluida, él estaba muy concentrado en manejar y yo un poco nerviosa, mi primera vez con un fetichista de aromas y temía que lo peor pudiese pasar. El tributo ya estaba asegurado, así que a unos minutos de llegar, decidí hacer una pequeña prueba...


Mientras él seguía con sus ojos puestos en la abarrotada calle de Santiago, comencé a bajar silenciosamente el cierre de mi minifalda, mi apéndice semi erecto asomó por entre las bragas. Corrí el glande un poco dejando al descubierto la tibia cabeza y el efecto fue instantáneo; el ambiente cerrado del auto se colapsó con mi esencia, su mirada se dirigió a mis ojos buscando respuesta de la fragancia que lo golpeó de súbito y con un solo intercambio, miró mi mano en la entrepierna, divisando su presa salada. 


Tragó saliva y tartamudeó, intentando mantener su mente en la calle pero su pantalón delató que era lo que buscaba y necesitaba. No necesitaba más pruebas. Lentamente volví a guardarme en mi capullo, no debía desperdiciar nada. 


Llegamos al portón donde nos asignaron una cabaña, entré mientras él bajaba una mochila después de estacionar a la salida de nuestro escondite. Me senté en la cama, mientras él pasó a ducharse completamente; necesitaba oler a nada para poder olerme todo. Preparé los cocktails y empecé a tomar un poco, pronto empezaría a sudar, luego vendría la segunda parte de su servicio.


Llegó totalmente seco e higienizado a la cama, ni siquiera usó un jabón con aroma para no ensuciarme. Se sentó a mi lado posando su mano en mi cintura, desabrochando mi minifalda, descubriéndome. Ya no estaba semi erecta, mi pene venoso, palpitante, lo recibió como un anfitrión por su cuenta, con un esmegma imposible de controlar pero ese día poco importaba, eso era lo que él deseaba. 


Sacó un poco de la pasta con su índice, la apretó entre sus yemas, la esparció y olió cual catador, una fuerte inhalación llevó esas partículas a su cerebro, lo impensable pasó.


Solo con la estimulación de mi suciedad botó su primera carga de semen, su pene tirante de la erección no llegaba a la mitad del mío, con un grosor similar a mi pulgar, patético pero lindo. A pesar de su tamaño, compensaba con duración, ya que incluso habiendo botado una corrida generosa seguía en pie. 


Acercó su cara a mi pubis, alimentándose directamente de mi néctar. Cual colibrí en el desierto, quedó pasmado por la flor que se abría a su satisfacción personal, su mente luchaba por no poner su boca contra mi cuerpo, el olor puro solo duraría una vez hasta que se contaminara. 


Llevaba dos días sin bañarme, usando la misma ropa interior. Cuando ya la desesperación lo consumía, puse mi pié en su cara para separarlo y mi otro pie pisando su pene como un suave footjob lubricado con su propio jugo. 


Mi plan resultó a medias; logré separarlo de mi verija, pero quedó pegado en mi pie, degenerándose con el aire que corría entre mis dedos y mis medias. Mientras el bebé se entretenía con su estimulante juguete nuevo, tomé mi ropa interior enganchándola en mi dedo, usándola como servilleta para recoger lo que quedaba de mi esmegma. En seco detuvo su juego, atónito miraba en cámara lenta como recogía ese premio con mi pantaleta. Sentí mi pié apoyado en su cuerpo cubierto de su nueva semilla tibia, la expectación lo estaba matando, paralizado.


Cual felina cazadora, me acerqué lentamente a su cuello, hipnotizandolo con mis movimientos. Apoyé mi palma en su cuello y en un movimiento lo arrojé a la cama, sentándome sobre su pelvis y poniendo el pie manchado de su semen en su cara.


"Límpialo"


Mi voz en seco lo hizo estremecer. Obediente mascota recogió cada gota de crema, en lo que yo aprovechaba sus ojos cerrados para pasar los bordes de la lencería por mis axilas, sobrecargándolas de olor y limpiando el último sudor puro de mis nalgas con su respectivo espacio en el dibujo del calzón. 


Amarré la prenda entre mis dedos, quitándole el pie ya lamido de su alcance y sofocándolo con mi nueva arma. Su cara con ojos blancos me indicó que lo que sentí tibio en mi espalda y entre mis nalgas era solamente su nueva sobrecarga de placer. Axilas, pene, ano y pies, combinados para su deleite. 


Cuando sentí su lengua en mi planta, le quité el premio y lo sellé en una bolsa hermética, guardándola en su mochila. Su respiración agitada le hacía colapsar, cada bocanada era una sobrecarga de mi y mis perfumes, y el juego ahora debía empezar su aria. 


Me di vuelta suavemente dándole la espalda, y me paré en la cama para darle una mejor vista. Su pene seguía fluyendo ya no con la fuerza inicial pero con constancia admirable, ansioso de más. Lentamente arrimé mi trasero a su nariz, calculando la posición de su boca solo con su aliento acelerado, y antes de proceder con mi smothering, le dí unos segundos de contemplación finales de su premio envuelto en el encaje acrílico, saturado de olor, apuntando el filo de su nariz con mi piel.


"¿Te molesta si me siento aquí?"

 

domingo, 26 de abril de 2020

[PACK] Hedonismo de chocolate


El chocolate puede ser dulce, y puede ser amargo. Puede estimular tu paladar completo con su complejidad. Tu cerebro se sobrecarga con el contraste y libera felicidad en hormonas, premiandote por nada, premiandote por darte placer, premiandote por hacer de tu vida una muestra de hedonismo.
El placer es el fin último de la vida, ven y compartamos mi cuerpo;
quiero servirme de tus manos y tus labios, amasando mi cuerpa a la absoluta armonía del estímulo quiero servirte con mi voz, mi sexo y mi pasión.
Seamos un hedonismo liberado, encontremos la locura en embriagante nectar del sudor
Hagamos el amor en las paredes de tu mente, dejame domarte, hasta que tu sueño se convierta en tu perdición ♥

 








lunes, 6 de abril de 2020

Expediente 5 pt 1: Metamorfosis

Antes de ser una mujer, fui hombre. Y hombre hasta donde el sentido común le dicta a la sociedad que debiese ser uno: cuando nací, me intentaron criar como uno, pero siempre supe que esa era una prisión, una crisálida social que quería destruir. Para romper ese capullo, tuve que buscar muchas formas de ser "una mujer". El sexo es un sentido primal, un instinto donde la pasión se desata, donde la carne habla por si sola y los aromas se mezclan en un perfume embriagador. Siempre fui buena en el sexo, me puedo jactar sin problemas de eso. Lo tenía mucho y cuando quería. Tanto hombres, mujeres y aquelles que yacen ente medio cayeron en mis encantos dentro de una disco o un bar mas de una vez. Una salida de cacería sexual con un amigo gay y su novio, donde la noche no fue muy fructífera para mi, conversamos sobre sexo y ellos me revelaron las maravillas de las orgías en saunas: hombres en fila fornicando sin discriminar mucho en habitaciones a media luz, drogas para hacer todo mas fácil, y gente que sabía a lo que iba. Nunca había participado en una orgía así, no mas grande que un trío o un cuarteto a lo mucho a ese punto. Una de las cosas que mas amo de los hombres es su desinhibición por el sexo, así que mientras mas escuchaba su experiencia, mas sentía como mi respiración se iba acelerando. Tal vez era eso lo que buscaba, tal vez era eso lo que quería, y si no lo era, al menos era algo que me excitaba pensar en probar.

"Así que muchos hombres para follar, y la mayoría son activos..."

Le pedí la dirección y como llegar, y estuvo guardado ese papel en mi billetera varias semanas. Nunca me hice el ánimo de ir, nunca tuve el tiempo y mientras mas lo dejaba pasar, mas se iba transformando en una curiosidad mas que en un deseo. Y así pasó el tiempo, hasta que lo olvidé, pero dicen que el destino sabe como movernos hasta donde tengamos que ir.

Una noche, después de irme de una fiesta con el ánimo medio bajo, vestida con lencería y una falda provocativa con la que quería seducir en la velada, me dirigía a mi casa caminando por plazas oscuras y luces anaranjadas, presurosa por las miradas lascivas que se posaban sobre mi. El semáforo estaba iluminado y los vehículos seguían pasando a esa hora de la noche. Varios me hicieron cambio de luces pero estaba media ebria, no me sentí en la confianza de aventurarme en esas osadías. Mi imagen de puta me acusaba, mis botas con taco grueso retumbaban en el silencio solo perturbado por el rugir de los motores, y al momento de cruzar la calle, un chico guapo que venía en sentido contrario me miró y me sonrió al paso. Al llegar al otro lado de la calle, con el corazón confuso, me giré para darle la última mirada antes de seguir con mi trayecto. Ahora eran dos hombres jóvenes en la esquina contraria, dándose un beso apasionado, y después de susurrarse algo en la oreja, caminaron a un edificio verdeazulado tomados de la mano. Un flash pegó en mi mente, y tomé el papel sucio y arrugado dentro de mi billetera para corroborar. Era el lugar, y era la hora propicia. Los hombres titubearon un poco antes de entrar, el chico nuevo le acarició la mejilla, volvió a susurrarle, se besaron y como que hubieran sentido mi presencia voyerista, me miraron a los ojos, sonrieron y entraron. ¿Me habían coqueteado? ¿Me estaban invitando? Mi pecho latía a mil y el alcohol me hizo seguir una ruta de pensamiento que no había tenido. Lentamente me di vuelta, como embobada por una idea de una promesa que jamás me hicieron, hasta que me despertaron a la fuerza. Un bus a mucha velocidad me hizo romper la fantasía, el semáforo había cambiado y no me di cuenta, y casi pago con mi vida por ello. Esperé bajo la protección de esa esquina mi turno para pasar. Un hombre alto y afroamericano se paró al lado mío, revisaba su celular ansioso y tarareaba una canción que no conozco, y yo cada vez mas incómoda, aproveché de cruzar "casualmente" apenas tuve la oportunidad entre los bólidos.

Es el local, pensé. Un par de sonrisas me llevaron a conocer el lugar que alguna vez fantasié. Un olor extraño salía de la puerta, y mientras mas me acercaba, mas escuchaba el murmullo de gimoteos y música de fondo. Entregué mi carnet en recepción, donde la foto del oficinista medio despeinado que ahí salía no calzaba para nada con la bella dama de labios gruesos y rojos que ahí se estaba parando. El hombre de la entrada me dió una llave para un locker una vez que efectué mi pago, y me dió una bolsita con una bata limpia. No necesité nada mas para excitarme a punto, y procedí a ingresar. No conocía el lugar, pero la descripción de mi amigo era bastante acertada. Ingresé a los camerinos a sacarme la ropa y fijarme un poco mas el maquillaje, y una vez instalada frente al espejo, una chica de estatura baja se puso al lado mío a realizar la misma acción en su carita. Tenía el delineador corrido, como que hubiese llorado muy intensa, y su labial estaba pintado por todas sus mejillas y boca. Tomó una botella de agua mineral al seco y entabló una conversación

"No suelen venir muchas como nosotras por acá, y no te había visto. ¿Primera vez?"
"Sí, una recomendación me trajo hasta acá"
- mentí descaradamente para no revelar que me sedujeron hasta ahí- "estoy algo nerviosa y excitada..."
"Eso se nota cariño ♥"
me dijo con un gesto pícaro, y suavemente puso su mano bajo mi falda para tantear mi pene duro y masturbarme un poco.

La chica prosiguió la conversa mientras me masturbaba casualmente, y yo como podía terminé mi maquillaje, deseosa de seguir siendo tocada pero abrumada con la idea de adentrarme en esa experiencia nueva para mi. La chica cuando vió que estaba guardando mi maquillaje en el estuche, rápidamente se puso en cuclillas para darme un oral y masajear mi ano con un poco de su lubricante. La tomé con delicadeza para no arruinar su maquillaje ya arreglado, pero fue inútil ya que al hacerme una garganta profunda al pene que ella misma había endurecido con su mano, volvió a correr su delineador y labial. Nos reímos y le regalé uno de mis labiales rojos intensos permanentes, el mismo que había usado yo para prepararme hace unos minutos atrás, y le besé el cuello mientras mi mano se deslizaba por sus gluteos. Al acercarme a su ano, toqué un poco de semen y se lo removí hacia dentro de su cuerpo con la yema de mis dedo índice mientras le mordía suavemente. Suspiros femeninos y unas palpitaciones de su pene pequeño fueron mi pago por el labial. La solté después de unos segundos fogosos, y la miré a los ojos.

"Mirate en el espejo, mi labial no te manchó. Ojalá te sirva ♥"

Mi pene palpitante de la emoción costaba entrarlo a mi pequeña tanga, pero intenté separarme de esa sucúbo lo más rápido que pude antes que me dieran ganas de mas.

"Ooooh increible, gracias. Te veo en un rato adentro" exclamó feliz mientras miraba su labial nuevo y yo me dirigía al interior después de guardar mis cosas. Dentro del casillero había una bolsita de mano, la cual tenía dos condones y un paquete de lubricante. Me acerqué al expendedor de preservativos que había anclado en una pared, y compré 5 mas. Me quedé solo en portaligas y medias, y con la bata de la entrada envolví mis cuerpa, solamente mostrando mis pies descalzos asomados por debajo de esta.

Evité los saunas de la entrada, que eran lugares de conversación para los que querían romper el hielo, y fuí directamente al fondo del local. El pasillo largo tenía mil puertas por cada lado, y cada puerta entreabierta dejaba ver gente gozando su corporalidad. Al final del pasillo, una escalera hacia el subterráneo, donde los orgasmos ya eran audibles sin duda alguna. Bajé lenta la escalera, y entré al antro prometido: un cuarto de al menos 20 metros cuadrados una cama king size al medio donde fácilmente habían 6 siluetas moviéndose rápido, un sofá con unos grupos besándose y otros descansando después de la acción, paredes llenas de chicos parados uno al lado del otro recibiendo en distintas posiciones... ¿era esta la entrada al cielo o al infierno? Mi mente nublada con el espectáculo diluía la música y gemídos en un murmullo constante y cuando salí de mi fantasía, me encontré a mi misma parada al lado del chico del semáforo. Me volvió a mirar y con un suave ademán, deslizando su mano por mi cintura para envolverme, detuvo su palma en el nudo de mi bata.

"¿Puedo?" me dijo, mientras me ofrecía una botella que jamás había visto pero conocía. Popper, el legendario dilatador. Tragué saliva y asentí con la cabeza. Puso la botella en mi mano y me consultó si sabía usarlo. Volví a asentir, silenciosa. Abrí la botella y mientras aspiraba su contenido, su mano desabrochaba mi bata con maestría, como que hubiese abierto muchas antes. Mis ojos ya se acostumbraron a la iluminación y las siluetas ya no eran sombras, era una decena de hombres en lujuria máxima, y cuando me sacó la bata para colgarla, vi varias orbes blancas en mi dirección: los ojos de los locales juzgaban a la nueva visitante, una que no habían visto. Mi cuerpo en lencería sacó un silbido y un beso al aire, y mi miembro -que ya no daba mas en esa prisión de seda de mi ropa interior- apuntaba hacia la cama, como queriendo adelantarse al resto de mi cuerpo, con vida propia. Segundos tomó en hacer efecto la droga, y mi mente solo se dejó llevar por el momento, no sabía que deseaba tanto esto, y lo iba a gozar para dejarlo plasmado en las mentes de todos...

lunes, 3 de febrero de 2020

Expediente 4 pt.2 - Feliz Cumpleaños

Primera parte en https://memoriasdeunachocogeisha.blogspot.com/2020/02/expediente-4-pt1-feliz-cumpleanos.html?zx=e2285d6cee66641d

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No pudiste hablarle sin demostrar que estabas desesperado por cumplir tu sueño... en parte es lindo, ¿no? Todas esas noches con ella en tus masturbaciones se demostraron en una frase que ni siquiera te dio tiempo de saludar. Tal vez ella si sabía, tal vez ella si te comprendía, tal vez ella... lo disfrutaba... al punto de estar pendiente a desbloquearte, esperarte y tratarte con dulzura apenas volviste.

Una hora bastaría, tus pajas te hacían correrte en minutos, una noche hubiese sido demasiado bueno para ti y un insulto para ella, así que varias veces una hora está bien. El edificio estaba en toda una esquina, te pidieron el carnet al entrar, como ella te había dicho. Se sintió mas morboso y adrenalínico que todas esas veces que te colaste en la disco sin tu identificación, incluso si ahora era a medio día, incluso si ahora era legal para ti. Caminaste al asensor, y preferiste usar la escalera a esperar. Su puerta, igual a las demás puertas, escondía en su interior a tu fantasía. Tocaste el timbre y los segundos se volvían horas, tu pene casi apunto de explotar, tus piernas temblando de nervios, y tu culo confundido en por qué lo lavaste por dentro si nunca antes lo habías hecho. Se abrió, completa. Y una voz escondida te dijo "pasa por favor". Era mucho mas alta que tu, además de usar unos tacones hermosos que la volvían una amazona completa. No te diste cuenta y ya estabas adentro del departamento, como una sirena, su voz te atrapó y sedujo. Cerró la puerta con llave detrás tuyo y apuntó al final del pasillo, hacia una luz violeta "adelante, te estaba esperando".

La misma cama que en sus videos, la misma ropa que en sus livestreams, pero ahora con su aroma y su calidez. Le entregaste el dinero y orgulloso, le pasaste tu carnet. Ella se rió, media burlona y media nerviosa. "Si te creo amor, sabía que faltaba poco, ahora ve a bañarte" dijo al pasarte una toalla. Volviste a limpiar tu cuerpo, sudado por el calor del verano y los nervios de haber llegado hasta ahí. Al apagar la ducha, una música suave llegó hasta ti; venía desde la habitación. Con la toalla en tu cintura y tu ropa en la mano, la viste. Sentada de piernas cruzadas, jugando en el celular, mientras la recorrías con la mirada. Acomodaste tus cosas y ella empezó a besar tu vientre, acercándose de a poco a tu pene. En menos de un minuto, como una magia, tu erección llegó a un punto que no sabías que podía llegar, y empujó tanto la toalla que la soltó. Con experticia puso tu pene en su boca, jamás habías sentido algo así, y vergonzosamente, eyaculaste. Ni un minuto fue, pero llenaste tanto su boca después de unas chupadas que tuvo que recoger parte del semen con la mano. Tu virginidad se había ido en segundos, sin penetrar, y con un poco de juego oral. Se tragó el semen sorpresivo y el de su mano se lo limpió con papel, y al sentarte en su cama, derrotado por tu orgasmo prematuro, se puso de rodillas en el piso y siguió chupando. Por primera vez, después de correrte, tu pene tuvo la capacidad de volver a levantarse, pero sentías el orgasmo cada vez mas alargado por su paladar. Erección completa al 110%, su boca había hecho un vacío y pudiste pararte mas y mas.

"Todavía nos quedan 50 minutos, no me aburras, ¿ya? había esperado para esto..."

Se quitó el kimono al pararse frente tuyo y abajo se lucía su cuerpo con un corset blanco, medias caladas crema y un portaliga a juego,y su pene, mas grande que el tuyo, se envolvía con una cinta como regalo, palpitando y moviendose seductoramente entre sus piernas. El olor era embriagante, y su glande quedaba justo a la altura de tus labios gracia a los benditos tacos. Acercaste tu lengua tímidamente y antes de meterlo a tu boca, ella te tomó firme del pelo, apuntó tu cara hacia arriba, te penetró con la mirada y una sonrisa coqueta. Abriste tu boca instintivamente para recibir su pene, pero un escupo violento ocupó su lugar, cayendo en tu lengua como en un blanco perfecto, se dio vuelta y te acercó a su culo. Oh sus nalgas, en persona se veían mas dulces y tentadoras, y hundió tu cabeza para que le comieras el ano. Jamás lo habías hecho, jamás habías dado un beso, y el primero se lo llevó el ano de una puta que conociste en Pornhub. Después de comerle el culo hasta dilatarselo, volvió a poner su pene en tu boca, y te penetró sin consideración, tal como se lo habías pedido. Querías sentirte usado por un pene, querías sentirte usado por una mujer, querías sentirte usado por tu diosa Moka. Un sabor extraño con una textura gelatinosa empezó a inundar tu hocico, y lo comprendiste. Tragaste el néctar que soñabas mientras una lagrimita corría por tu mejilla. Ella te la limpió y acarició tu rostro, mientras sus gemidos retumbaban entre el deep house y los gemidos se mezclaban con las actrices trans que corrían en los videos de su televisor.

"Feliz... cumpleaños... aaaaaaah~"

Su semen se acabó y volvió a un estado relajado. Habías tragado de esa leche por primera vez, después de quitar tu virginidad de besos con su culo. Tu erección seguía firme, y ella con su boca ágil puso un condón encima de tu verga. Te acostaste en su cama y ella se montó sobre ti, deslizando tu verga en su culo empapado en saliva.

"Así que este fue el regalo que elegiste, mi zorra apretadita, la experiencia de culear con esta diosa..."

Culear se sentía extraño. Su sudor caía sobre tu cuerpo, el ventilador no daba abasto para esa diabla, y su lubricante escurría desde su ano.

Ya comiste su cuerpo.
Ya tomaste su leche.
Y ahora, los gemidos de ella montada sobre ti, moviendo sus nalgas y restregando su cuerpo contra el tuyo, al unísono que tus gemidos de deseperación, de descubrimiento; eran tu último deseo por cumplir. Si ella te hubiese apuñalado mientras tenían sexo, nada hubiese importado. Tu ano sentía sus dedos acercarse y alejarse, y entrar tímidamente cada vez. Se corría la paja gloriosa, amenazando con bañarte de nuevo en su crema. Era una gigante deleitándose en tu pequeñez. El tiempo que antes se había hecho eterno, ahora se volvió un destello, y en un beso final, te dijo "estuvo muy rico mi bebé, ojalá hayas podido satisfacerte tu también". Te pasó la toalla y volviste a quitarte el sudor de esa habitación de tu cuerpo. Cumpliste tu deseo, pero no estabas satisfecho. Dicen que hay drogas que es mejor no probar ni una vez, a menos que seas como ella: una maestra en las drogas y el placer.

La habitación ya no tenía música, y la tele estaba apagada. La ventana abierta y su cuerpo de nuevo envuelto en un kimono que solo dejaba ver sus largas piernas y pies descalzos, ya que en medio de la acción se quitó sus zapatos. Una carita cálida con lentes te esperaba para que te arreglaras mientras volvía a meterse en su celular. Un sabor agridulce, amargo pero satisfactorio. Esperaste meses para esa hora, y lo valió. Caminaron juntos hacia la puerta del depa, y antes de irte, se agachó un poco para quedar a tu altura y te besó con profundidad. Un hilo de saliva quedó entre las dos bocas, y tu pene palpitó en reflejo a el estímulo de la diosa.

"Gracias, vuelve pronto ♥"
"Ten por seguro que si" murmuraste para ti, antes de salir, escuchando la puerta cerrar tras de ti y las llaves asegurar ese templo una vez mas.

domingo, 2 de febrero de 2020

Expediente 4 pt.1 - Feliz cumpleaños

Contabas los días para tu cumpleaños. Lentos, malditos, ya te habían rechazado una vez, no podías permitirte otra mas. "Hablame en dos meses mas entonces" te dijo, ¿acaso sabía ella lo que tu sufrías? ¿lo que tu la deseabas? ¿como mirabas sus videos una y otra vez, pensando en escuchar su voz detrás de tu oreja? Ella solo era una puta, jamás iba a entender tu amor, tu obsesión, tu capricho... ella no sabe nada...

Ya tenías el dinero y la disposición, solo te faltaba el tiempo. El tiempo de madurar, de legalizarte, de dejar de ser un niño. Ya solo faltaba un mes. Seguías bloqueado de su Whatsapp, seguías desesperado por ver su foto, ya no subía fotos, sus cuentas habían sido bloqueadas. ¿La habrás perdido para siempre? ¿Acaso tu última oportunidad de besar sus labios se fue? No, seguía posteando en su Facebook, seguía apareciendo en otros perfiles, seguía escribiendo... los días pasaban lentos, y cada pensamiento que terminaba en la punta de su pene volvía a alargar la espera. Solo un mes mas, maldito Cronos, avanza y deja probarla...

"Cumpleaños feliz, te deseamos a tiiii..."

La familia todavía te preparaba cumpleaños; las caras de tus tías reflejaban la ternura sobre ti. La ropa ancha te colgaba un poco y tu pelo largo te feminizaba el perfil. La torta se acercaba lenta con cada canto, y las velitas destellantes hacían ver que todos estaban emocionados. Sentías que todos sabían, que todos pensaban que ya estabas decidido, pero los compañeros de curso solo pensaban en terminar esto para volver a sentarse a jugar en la consola, y tus tías solo querían volver a comadrear entre ellas. No, nadie sabía, y nadie tenía que saber.

"...que los cumplaaas feeeeeliiiiiiiiiiz ¡Pide tres deseos y sopla!"

Quiero comer su cuerpo
Quiero recibir su leche
Quiero gemir tan rico como gemía ella

Fwooosh...

"¡Bravooo! Ojalá que se te cumplan, ¡ahora a los regalos!"

Todas te habían solo regalado dinero, como pediste, pero nadie supo cuanto. Siempre has sido un chico ordenado, así que tu mamá nunca cuestionó como invertirías ese capital. Cada sobre con un billete fomentaba tu erección, escondida bajo tu polera larga de anime, cada billete te acercaba a mas tiempo con ella. Cuando superaste la barrera de los cien mil pesos, podías sentir tu líquido preseminal manchando tu calzoncillo, y la erección molestándote al punto de necesitar correrla con la mano. Es como que tu pene quisiera ir a verla, sabiendo que la barrera que ella te puso acababa de ser rota, como un hechizo, una maldición que no te permitía entrar a su templo. El sello había sido roto, y el demonio liberado.

Una vez se fueron las visitas y terminaron de limpiar con tu madre, volaste a tu cama, fingiendo cansancio, aunque tu madre pudo ver la emoción en tus ojos antes de retirarte. Ocultarlo era imposible, y mientras mas te demoraras, mas te costaría esconderlo. Cerraste tu cuarto por dentro y saltaste a la cama con el celular en la mano; estabas desbloqueado, sus labios carnosos y rojos eran su avatar nuevo, después de esos dos meses de ver solo un ícono gris eran una visión casi de ensueño. 

"Ya pasaron dos meses, tengo 18, ¿podrías este sábado?"
"Hola bebé, si te recuerdo, feliz cumpleaños, te estaba esperando❀"

lunes, 20 de enero de 2020

Expediente 2 pt.2


-o-

"Gracias por el castigo, diosa Moka" decía el bebé amamantándose de mi pecho, un joven de casi 30 años que recién descubría los placeres del dolor, mientras las caricias en su espaldita lo relajaban hasta casi dormirle. Lo desamarré para que se estirara e impresionado tocó su espalda, o lo que pudo alcanzar de esta. La vela que me había traído era de buena calidad y tenía punto de derretimiento mas bajo, por lo que pudo experimentar el dolor del calor sin quemarse. Se sentó en la cama, y procedí a sacar otro de los pedidos que me hizo.

El plato plástico de perrito que compré era rosado, con huesitos, lo llené con agua mineral y vodka, y lo coloqué cerca del caño. Me monté sobre las piernas del chico, le dí un beso profundo y le puse unas esposas peluditas. Tenía un corto rango de movimiento entre sus manos, para poder gatear sin problemas. Me paré, lo tomé del cuello, apretando suave su garganta, y lo miré fría a los ojos.

"¿Empezamos la segunda parte, mascotita?"

Un chasquido de dedos bastó para que entendiera la instrucción, e inmediatamente se puso en cuatro patas. Acerqué mi bota a su cara y empezó a lamer como una obediente perrita. A veces ponía sus manos en el suelo y decía "¿Por favor?" con un tono quejumbroso, y pisaba sus palmas a mi disposición. Caminé lentamente hacia el caño donde estaba el plato con agua, y con una cadena, lo amarré al caño y le puse el plato de agua cerca de su boca. Tomó cual animalito, estaba dando libertad a sus fantasías pet, y cuando ya había terminado la mitad del combinado que le había servido, venía la humillación ♥

Mientras seguía lamiendo el plato, saqué mi miembro erecto y me puse en cuclillas, abierta de piernas, mostrandole mi verga mucho mas grande que la suya. Dejó de lamer el plato y se acercó a mi, pero la cadena no le dejó acercarse mas. Su lengua estaba a un par de centímetros de mi glande, pero solo podía apreciar su olor y forma. Apunté mi pene hacia el plato y comencé a orinar dentro de el, hasta que volví a llenarlo. 

"Si quieres probarme, tienes que tomarte todo tu platito. Ni una gota sin lamer, ¿ok?"

Asintió con la cabeza e hizo algo que no esperaba: hundió completamente su boca y tragó gran cantidad del plato. En menos de un minuto bebió todo, y feliz limpió el fondo del platito con la lengua. Había cumplido su parte y ahora tenía que cumplir la mía; acerqué mi cuerpo a su rango y puse mi pene al aire. Sit; se quedó quiero sentadito, esperando. Ahora come; y feliz se tragó la verga como un cánido. El tiempo se estaba acabando así que recompensé a mi sumiso bien portado con el mismo dulce.

Lo paseé un poco dentro de la habitación a cuatro patitas, hasta llegar a la cama. Levantó la colita y mientras ponía lubricante en su trasero y un condón sobre mi, el movía sus manos torpemente para sacar mis botas y chupar mis pies. Me apoyé en su cola y apunté mi pene brillante de lubricante en su ano, dilatado solo con la idea de tenerme adentro. Última tortura: entré lo mas lento que pude y me detuve en menos de la mitad. El sumiso intentaba tragarme con su culo pero lo detenía con mis manos eran resistentes. Le exigí rogarme, humillarse pidiendo verga. Y lo hizo. Qué cosas no dijo para convencerme que hundiera mas mi carne. Mientras mas rogaba, mas cedía, y cuando ya estuve adentro totalmente, empecé a cambiar ruegos por velocidad. Cuando ya no podía hablar porque mi pene le tenía el cerebro frito, lo tomé del pelo y lo insulté en la oreja, susurrando insultos y denigraciones que solo hacían que me masajeara mas con su ano. Antes de correrme, saqué mi pene y terminé bañandolo en mi crema, bendiciendolo por dentro y por fuera. Esparcí mi semilla en su culo y feliz terminó de limpiarme la verga. Sonó el citófono para avisarnos que nos quedaban 15 minutos, así que no había tiempo para mas cuidados y cariños. 

"¿Quiéres pasar a la ducha? Yo puedo esperar a que-"

"Tranquila, bañate tu nomas. Tengo que irme a juntar con mi novia, y me da mucho morbo ir así. Saldré antes, gracias." 


Su cara de satisfacción fue una buena calificación, y partió a juntarse con ella. La última imágen que tuve de su espalda desnuda fueron marcas de cera derretida, marcas de tacos de bota y mi semen seco. Yo entré a la ducha a limpiarme un poco antes de salir. Cuando llegué a mi casa, me di cuenta que el platito de mascota se había quedado en el motel. Ojalá les haya servido para algo, hehe ♥

jueves, 16 de enero de 2020

Expediente 3 pt.2



Parte 1 en https://memoriasdeunachocogeisha.blogspot.com/2020/01/expediente-3-pt1.html

Quería saber si era lesbiana. Quería saber si era posible encontrar un cuerpo femenino que le diera la misma satisfacción sexual que un hombre le podía dar, pero tenía miedo de encontrarse con gente que no entendiera su cuerpo. La represión constante social y un matrimonio poco satisfactorio la dejaron con la idea incorrecta en su mente. Siempre le atrajeron las mujeres, aunque ella pensaba que era admiración en su belleza, en su juventud, en sus rostros,en sus labios... labios carnosos y dibujados con tinte rojos, como los que se estaba comiendo apasionadamente, mientras tomaba mi cintura y me exploraba, un poco con miedo, un poco expectante, mientras cada caricia se acercaba mas a mi dulce.

Se detuvo a medio camino y se levantó a la mesita donde los tragos habían sido puestos. "Es raro, te siento como una mujer, pero bajo tu pantaleta yo se que está... eso...". Al seco se tomó su shot de tequila y como gata, se acercó mirándome a los ojos y lentamente acercó su mano a mi entrepierna. No podía desatarme todavía, su cara de curiosidad y ternura me tenía loca, y la erección tirante ya asomaba por sobre mi colaless. Y como a una gatita, le dí cariño detrás de su cabeza, a lo que sonrió, y volvimos a perdernos en un beso apasionado. Besé su cuello, mordí su oreja y parándome frente a ella, puse mi entrepierna a su altura. Cerró los ojos y tocando suave, tocó mi miembro encima del encaje.

-Eres preciosa, me siento tan... confundida...
-Para eso me invocaste linda, para recibir tus respuestas, y acá las buscaremos


Saqué mi miembro que ya necesitaba respirar, e imponente lo puse frente a ella. Sus labios tocaron la punta de mi pene duro y depilado, y de a poco fue luchando por tragarse mi verga. Me tomó de la cintura para hundirse cada vez mas, y miraba hacia arriba para cruzar sus ojos con los míos, y mi sonrisa solamente conseguía excitarla mas. Cuando ya dominó el tamaño y grosor, empezó a tocarse por sobre su calzón. Me había contado que disfrutaba el oral, aunque odiaba los pelos cuando lo hacía, así que la satisfacción de un pene femenino fue una sorpresa grata para ella.

La separé de mi entrepierna para darle un rico y profundo lengüeteo, y con mi cuerpo la fui inclinando hacia atrás. Una vez acostada, levanté sus piernas y fue mi turno de usar mi boca para darle placer. Su vulva era una cremería espesa, con grumos blancos de fluídos dispersos en sus vellos. El olor me embriagó; el suave perfume del jabón de rosas que nos dieron en el motel se mezclaba con su dulzor maduro y ácido corporal. Mi lengua se encargó de cada uno de esos grumos, y su clítoris fue mi instrumento musical, donde las notas las daban sus gemidos y suspiros. Me hundió en su entrepierna, entre espasmos y sollozos, puse mi lengua rígida y dejé que ella siguiera frotandose a discreción. Cuando el chorro tibio salpicó mi lengua y sus piernas se relajaron, bajé hasta su ano para seguir con mi labor oral. Su ano estaba lavado y se puso una loción dulce, la cual le comí a gusto. No dejaba de hundirme, y abría sus nalgas para dejarme entrar mas. Un segundo chorro cálido salpicó mi cara, se estaba masturbando mientras le daba un beso negro, y cuando terminamos, volvimos a besarnos y tocarnos encima de la cama. Ya no dábamos mas y habían transcurrido poco mas de 2 horas en el motel entre conversaciones, juegos y besos.

Se puso en posición de recibir, levantando la colita y abriendo su trasero con las manos, y me dijo una frase que me escalofrió:

-Estoy lista para el pene de mujer, Moka. Hazme tu lesbiana.

Sentí como mi pene palpitaba pidiendo por entrar en esa vagina madura, ya convencida que era lo que buscaba. Me puse un condón y la monté: pensé en hacerlo lento, pero sus labios mayores estaban resbalosos por el oral, saliva y fluidos vaginales, y entré a una calidez dilatada que me dejaba brutalizarla a mi voluntad. Dos mujeres gimiendo en la pieza de un motel en medio de Santiago, teníamos la ventana abierta y daba hacia la calle, nada importó, estábamos excitadas y deseosas, y nadie la juzgaría por tener su primera experiencia con una mujer trans. La experiencia de esas caderas rellenitas se notaba, sus movimientos y gritos honestos me prendían, no la pensaba soltar hasta sentir ese fluido entintar mis caderas una vez mas. Para evitar correrme, me detuve y la recosté sobre la cama, levanté sus piernas y mientras chupaba sus bien cuidados y suaves pies, seguí dandole hasta que una salpicadura explotó junto con su voz.

-¡Quiero en el poto! ¡Por favor mi diosa Moka!

Levantó un poquito mas sus nalgas, y en un movimiento, sacó mi pene y lo metió en su culo. Lubricante innecesario, ya estaba empapada y pre-humectada entre mi saliva, sus fluidos y la loción. Ya no pude contenerme mas, y la visión de su vientre con esas lonjitas de madre y pechos generosos por amamantar 3 hijos en su vida era una visión maravillosa. Nos corrimos al mismo tiempo: ella masturbándose y yo dándole por su trasero. Nos paralizamos unos segundos y me dejé caer sobre ella, para comerle la boca por ultima vez, y dejar que ella recorriera mi corporalidad vaporosa para que pudiera recordarla.

Nos volvimos a bañar por separado; ella me pidió que fuese yo primera al baño ya que hace rato que no se agitaba tanto, y la dejé descansar mientras veía su carita media dormida después de esa cantidad de orgasmos que pudo reclamar, como me contaba que no había sentido en años. Me terminé de tomar el vodka y comer las papas fritas de cortesía mientras ella se bañana y vestía. Nos maquillamos juntas sentadas en la mesita de recepción, como dos amigas. Avisamos que nos retirábamos por el citófono, y antes de salir, me regaló una propina adicional y me dijo "voy a bloquearte del chat, gracias por ayudar a conocerme mas, pero nadie puede enterarse de esto". Un sabor agridulce quedó en mi boca, y ella lo notó, porque antes de salir de la habitación, me dió un beso apasionado en los labios y uno suave en la frente. "Ellos no lo van a entender, y espero un día no avergonzarme de esto, lo siento. Tu eres perfecta, pero la sociedad no..."

Al salir del motel, caminamos inmediatamente en sentidos opuestos. Todavía tenía su perfume en mi cuello. Me pregunto si habré dejado el mío impregnado en ella...

miércoles, 8 de enero de 2020

Expediente 3 pt.1

Tenía un aire sofisticado el café. Mi paladar de niña se entretenía con los trozos de hielo del granizado de moka, mientras ella soplaba su té chai y me contaba sobre sus hijos. Mi ojo decía 32, aunque su honestidad me dijo 45. Casi me duplicaba en edad, pero mientras mas conversabamos, mas cercana a mi la veía.

A pesar que no tardamos mucho en generar confianza, nos quedamos conversando por un par de horas, ella sintió que era mejor así, y su voz un poco ronca con mi risa suave entonaban un presagio de que en el motel, la sinfonía sería perfecta.
"Al final parece que si soy bisexual, no hay forma que no me sienta lesbiana contigo" soltó la dama, un poco sonrojada por la conversación subida de tono entre susurros en medio del café.

Me contactó nerviosa, después de ver mi perfil en Tinder. Un superlike me llamó a revisar, y el perfil de una mujer madura me saludó. Estatura media, un poco tostada con una mirada perdida en sus fotos.

"Honestamente no se que es lo que busco aquí. Tal vez seas tu?"

 
Intrigante. ¿Se habrá equivocado? Le hablé curiosa, y durante el mismo día nos juntamos en una plaza en común en Providencia. Unos lentes anchos escondían su cara y en el café, me contó de todo. Me dió superlike porque vió que decía que era Trabajadora Sexual, y directa al grano, quiso agendar mi tiempo; necesitaba encontrar esa respuesta, y pensaba buscarla conmigo. Hablamos desde el clima hasta intimidades nupciales, cada cuanto jugábamos con nuestras piernas, cada cuanto intercambiábamos una mirada cómplice, y en un momento cuando habían pasado 2 horas del encuentro de 3, me preguntó

"¿Tienes algo que hacer mas tarde? Porque me tinca que vamos a necesitar mas que tres horas... ¡La cuenta porfa!"

El motel quedaba cerca de un parque, en una discreta entrada a una casona. No hablamos mucho en el camino, ya habían pasado varias horas de conversa y por mas que su cara estaba tapada entre lentes y maquillaje, podía identificar ese rubor de adrenalina y excitación.
 

Eligió una habitación adornada con terciopelo, sencilla pero elegante, los tragos fueron vodka y tequila, me pidió que por favor necesitaba bañarse sola, así que pasé yo primera a lavarme y mientras ella se duchaba, me preparé con lencería y maquillaje, como hubiese esperado a cualquier cliente. Portaligas negro y encajes por todo mi cuerpo, apretandome mis zonas mas rellenitas y dejando disponibles todos mis puntos erógenos para su satisfacción, y ella se encontró conmigo en la cama usando un babydoll rojo y el pelo tomado. Las palabras sobraban a ese punto, ya me había contado todo lo que necesitaba saber...

El Perfume

Dos días sin bañarme, esa era su exigencia. Dos días donde tuve que cuidar mi dieta, mi ejercicio y mi hormonación. Dos días donde no tuve...